lunes, 22 de noviembre de 2010

Ana Bolena, víctima de su propia desgracia,


Ana Bolena, es una mujer del siglo XVI que tuvo la desgracia de casarse con uno de los gobernantes más crueles de la época, Enrique VIII. Déspota, cruel, mujeriego ... son algunos de los calificativos que ha recibido este rey inglés por parte de la Historia.
Los rumores y leyendas sobre esta mujer son inacabables. Se dice que padecía una enfermedad que le hacía tener seis dedos en una mano, lo que era considerado la marca del diablo. También las conjeturas sobre su lugar de nacimiento son innumerables.

Ana Bolena se casó en Londres el 25 de Enero de 1533 con Enrique VII. Pronto se ganó el cariño de su pueblo, pués era según algunas fuentes cariñosa, amable y servicial. Sin embargo el destino le tenía reservada uno de los peores castigos a los que se puede someter a alguien: morir decapitado con el filo de una espada.
Su vida en la corte transcurría entre reuniones y compromisos de diversa índole, se dice que llegó a tener un poder extraordinario en la corte y en los asuntos de estado. Tanto poder tenía que los enemigos los contaba a raudales.

Un buen día la reina fue acusada de ser infiel a su marido incluso con su propio hermano, además cortesanos cercanos al rey le acusaban de traicionar al monarca.
Después de las acusaciones Ana es condenada a muerte a pesar de no dejar de declararse inocente, pero el rey no se apiadó de ella. ¿Por qué?

La sombra de la duda y la conspiración se ciernen sobre el asunto. Ana sólo tuvo una hija, la que sería la reina Isabel pero el rey quería varones. Solo pudo dar a luz un varón muerto al nacer. Ésta situación podría haber indignado al rey que habría conspirado injustamente encerrándola en la torre de Londres y después decapitándola.
Otra versión apunta al consejero del rey Cromwell quien habría hecho creer al rey que ana le engañaba y que esperaba un hijo que no era suyo. Fuera como fuere Ana se ha ganado un lugar de honor entre las reinas de Inglaterra y su triste historia no deja ni dejará de ofrecer interrogantes y y cuestiones aún no resueltas que espero algún día sean desveladas.

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