lunes, 15 de noviembre de 2010

Un gigantesco asesino a 50 millones de años luz de la Tierra

Chandra, el observatorio dedicado a la exploracíón de los rayos X del Universo ha vuelto a sorprender a los astrónomos. Según parece acaba de descubrir en el lugar dejado por una estrella que explosionó en supernova, que este lugar vacío del Universo sigue concentrando gran cantidad de energía. Lo que lleva pensar a los astrónomos en la existencia de un agujero negro que se estaría alimentando hace tan sólo 30 años.
El lugar donde se aloja está al borde la galaxia M100 y es una vieja conocida de los expertos desde que en 1979 un aficionado descubriera el estallido de una estrella que los científicos llamaron SN1917C y que ahora según parece ha dado lugar al mayor asesino que existe en el cosmos.
Los agujeros negros no paran de alimentarse: sistemas planetarios, galaxias, cometas, asteroides... nada escapa a su ferocidad. Se forman por la explosión de una estrella cuando ha dejado de quemar su combustible. En ese momento la masa ya inerte de la estrella se concentra en un volumen muy muy pequeño (como si la masa de la tierra se concentrara en la media cabeza de alfiler). Lo que hace que tenga un poder gravitatorio devastador que ni la luz puede salir del agujero, de ahí su nombre.
Los agujeros negros están siendo muy estudiados aunque sólo dan la cara cuando se alimentan, es decir cuando fagocitan estrellas y planetas y el rastro agónico de éstos forman una estela que si puede ser detectada a través de los telescopios. Si no se alimentan los agujeros negros pasan desapercibidos agazapados en la oscuridad del Universo.
Éste descubrimiento supone un hito en la historia de la astronomía, ya que debido a su poco tiempo de existencia es la primera vez que podemos asistir al nacimiento de un agujero negro.

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